jueves, 20 de mayo de 2010
El Atlético fue mejor pero la pegada del Sevilla fue letal y se llevó la Copa del Rey (0-2)
El Atlético de Madrid perdió la final por dos detalles, uno al principio y otro en la prolongación, los goles de Capel y Navas, pero ganó en moral y en unión con sus seguidores. Los jugadores rojiblancos acabaron con lágrimas en los ojos y rindiéndose a su fiel afición, que no se movió lo más mínimo alentando a su equipo.
El inicio de la final no fue el deseado por los rojiblancos. Con mayoría de aficionados en las gradas, el equipo de Quique Sánchez Flores vio cómo muy pronto se le ponía el partido cuesta arriba. Un disparo de Jesús Navas despejado por Domínguez se quedó en la frontal para que Capel anotara de fuerte remate el 0-1. Un jarro de agua fría para el Atlético, que muy pronto se repuso del golpe.
El Sevilla salió muy metido en el partido y la final se le puso de cara a los cuatro minutos con ese gol. Era el guión soñado para los sevillistas, que se agazaparon en su parcela para salir al contragolpe. La presión de los blancos era asfixiante en algunos momentos y le tocó sufrir al Atlético.
No obstante, el equipo rojiblanco apareció en el área sevillista con una triple ocasión en el minuto 10, salvada in extremis por Squillaci en dos ocasiones a remates de Agüero y Forlán y otro de Renato a disparo de Tiago. Era la primera aproximación de los rojiblancos y el Sevilla tuvo que sufrir para aguantar las embestidas de los madrileños, que al cuarto de hora volvió a buscar el portal de Palop con un disparo de Simão que atajó el meta del conjunto andaluz.
Poco a poco el partido fue decantándose por el lado madrileño, aunque sin un dominio claro. Reyes era un puñal por la banda derecha al que tenían que parar con faltas constantemente. Luna se llevó una tarjeta por este motivo y Mejuto no consideró como tal una entrada de Capel cuando se le marchaba el utrerano. Antes, una escaramuza de los de Antonio Álvarez con un remate forzado de Squillaci al que respondió bien De Gea.
Pero fue en la recta final del primer tiempo cuando el agobio a la meta sevillista se hizo patente. Una internada de Antonio López por la izquierda sirvió para que pusiera un balón dentro del área a Forlán que el charrúa erró y su disparo acabó en las manos de Palop. Y un minuto después, el uruguayo hizo que el meta valenciano hiciera la parada del primer tiempo, sacando un balón a córner cuando en el lado rojiblanco ya se cantaba el gol. Dos saques de esquina consecutivos y un fallo en la salida del portero lo remató de cabeza el Kun pero el balón se perdió cerca del palo izquierdo.
Tras el descanso, el Atlético de Madrid salió con las ideas muy claras: había que dominar y empatar cuanto antes. Y con ese objetivo llegó pronto la primera intervención de Palop a un excelente disparo de Tiago desde fuera del área, que tuvo que sacar una prodigiosa mano ante un disparo que se envenenaba por momentos y que el meta internacional evitó que sirviera para el empate.
El cuadro hispalense estuvo como en la primera parte, agazapado y a la espera de algún contragolpe que le permitiera ‘matar’ a su rival y lo cierto es que casi le sale la jugada porque un balón largo hacia Kanouté lo controló el malí y de un sutil taconazo le puso el esférico a Negredo que, en un mano a mano, disparó para que atajara De Gea.
El madrileño no tuvo su noche y fue sustituido por Romaric, para dotar de mayor fuerza al centro del campo y procurar tener más el esférico en su poder. El encuentro estaba para el empate del Atlético de Madrid porque jugaba mejor que su rival pero una jugada en la banda con una entrada de Perea limpia, al balón, sobre Capel y fue el momento en el que saltó por los aires el partido.
Pero el Atlético no estaba por la labor de tirar la final. Había que luchar hasta el último minuto y los rojiblancos tuvieron el empate en una jugada de Jurado y Tiago a la que un defensor llegó a tiempo para evitar el zapatazo del Kun en el 71. Pero Palop sí que tuvo que intervenir cinco minutos después, con un disparo de Forlán desde la frontal al que respondió con una mano prodigiosa el meta valenciano una vez más.
Fue el preludio de un triste final para el Atlético de Madrid porque no merecía un castigo tan duro con el segundo gol en una contra aciaga que acabó llevándose Jesús Navas y logrando un gol que cercenaba las ilusiones de los 60.000 rojiblancos que estaban en el Camp Nou y de los millones de seguidores repartidos por todo el planeta.
A la conclusión, la afición rojiblanca levantó a su equipo cantando el himno y dando todo el apoyo a sus jugadores, como lo habían hecho durante toda la final, dando ejemplo de lo que es, la mejor afición del mundo. No pudo ser el doblete pero el Atlético de Madrid acaba la temporada con un buen broche, campeón de la Europa League y que, por derecho propio, jugará el próximo 27 de agosto la Supercopa de Europa al campeón de la Champions League en Mónaco. Con esta afición se puede ir hasta el fin del mundo y lo seguirá demostrando la próxima temporada, como siempre ha hecho.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Gracias Quique por habernos hecho felices. Quédate y exige refuerzos: las bandas son primordiales. Hay que armar una buena plantilla. Echa mano de los chavales de la cantera y a ver si el próximo año podemos ilusionarnos también en Liga
Publicar un comentario